Can Lluís Febrer, la vida dulce

Can Lluís Febrer, la vida dulce

CM/Ferreries - Ca'n Lluís, en la calle Dean Febrer 65, de Ferreries, es hoy, sin discusión, el referente menorquín de la pastelería sin gluten. El maestro pastelero artesano Lluís Febrer (Ferreries, 1959) es el gran responsable de haber convertido a este pequeño obrador en un verdadero templo de la repostería. A sus 65 años, tiene previsto jubilarse en julio, y su mujer, Mari, lo hará el próximo año. Pero el matrimonio deja el negocio en buenas manos. Les sucederán la hija de la pareja, Maria Auxiliadora, y su yerno, Junho.

Lluís Febrer se formó desde muy joven en la prestigiosa pastelería Serra, de Ferreries, a la que sucedería a partir de 1983, fundando Patisseria Artesana Lluís Febrer, después de una etapa de formación superior. En 1992, Febrero obtuvo la Carta de Maestro Artesano (CMA) y en 2008, la Denominación de Calidad Artesanal (DGA), otorgadas por el Gobierno de las Islas Baleares.

Lluís Febrer C.B es una empresa de carácter familiar dedicada tanto a la pastelería y repostería tradicional de la isla de Menorca como a la confección de pastas y tartas de todo tipo. Sus creaciones son artesanía pura, una auténtica maravilla culinaria.

Pero si por algo se ha hecho famosa la pastelería, dejando de lado la excelencia y calidad de sus dulces y pastas, es por la elaboración de productos sin gluten, trabajo que la empresa viene realizando de forma comprometida desde 1998. Durante todo este tiempo, la pastelería ha ido perfeccionando los resultados y ampliando la oferta, llegando al punto de fabricar exclusivamente sin gluten para dar una mayor garantía y seguridad a las personas celíacas.

La pastelería dispone de la certificación “sin gluten” de todos los productos que utiliza como ingredientes y ha eliminado de su proceso de producción la harina de trigo, sustituyéndola por otras harinas sin gluten, como la de arroz, la de trigo de moro, la de garbanzo, o la de trigo sarraceno, entre otros.

Ca'n Lluís elabora pastelería dulce (los clásicos dulces de café, la tarta, el imperial o los sorprendentes dulces semi-fríos, entre muchos otros) y repostería tradicional, como panellets, rubiols, crespellinas, bizcochos, quesos o las ensaimadas de coca bamba, entre una larga lista de productos. Cruzar la puerta del obrador equivale a sumergirse de lleno en el mundo de los sentidos.

El próximo mes de julio pone fin a toda una vida dedicada a la pastelería, pero su primera intención era dedicarse a las Bellas Artes...
Fui a estudiar Bellas Artes, pero los veranos trabajaba en la pastelería Serra, de Ferreries. Cuando hice el servicio militar, tuve que dejar aparcados mis estudios. Cuando los propietarios se jubilaron, me ofrecieron la posibilidad de comprar el negocio con toda la maquinaria y la libreta de fórmulas. Así es que a los 23 años cogí la pastelería Serra y trasladé el negocio a ese local, que era de mis padres. En 1983, finalmente, abrí la tienda, que el pasado año cumplió 40 años.

Y aquí, se ha convertido en todo un referente...
Era la única pastelería que había en el pueblo. Entré en el gremio de pasteleros de Menorca ya los 27 años me hicieron presidente de la Asociación de Pasteleros, APAME. Junto con otros pasteleros de Menorca, hicimos venir a algunos maestros de la escuela de pastelería de Barcelona para que nos hicieran formación. Esto nos
permitió ampliar nuestra oferta. Empezamos a hacer monas, a hacer turrones, a hacer semifríos... Nuestras referencias están a medio camino entre nuestra pastelería y la catalana. Hacemos pastelería al estilo de la que se hace en Mahón, como me enseñó mi maestro, Antoni Serra: dulces de piñones, de café, imperiales...

¿Cuándo decide hacer pastelería sin gluten?
En 1995 tuvimos a Joan, el hijo, a quien diagnosticaron como celíaco. Fue cuando decidimos empezar a elaborar repostería para celíacos y nos interesamos también en hacer pan sin gluten. La presidenta de la Asociación de Celíacos de Menorca, Irene Pons, estaba en contacto con la Asociación de Celíacos de Catalunya. Ella tenía también una hija celíaca, y nos animó a realizar productos sin gluten. Poco a poco fuimos haciendo pruebas. Como sabéis, los celíacos no pueden comer harina de trigo. Hay otras harinas que pueden sustituirla, pero carecen de las mismas propiedades. Hicimos varios productos que a la gente les gustaron mucho. Hoy, toda la repostería menorquina -las quesadas, el congret, la coca bamba...- la hacemos sin gluten. La población diagnosticada de celiaquía no llega actualmente al 2% de la población, pero lo cierto es que de cada vez hay más gente que se decanta por comer productos de repostería sin gluten.