D’aludes i cubellets (conos y vasitos de helado)

D’aludes i cubellets (conos y vasitos de helado)

Bep Al·lès/Ciutadella – Aunque helados podemos comer todo el año, son los meses de verano cuando más consumimos, tanto en casa, en los bares y restaurantes, como en medio de la calle, y encontraremos de industriales, que llegan de fuera de la isla, y también de artesanos, hechos en Menorca, con leche de vacas de aquí, y con procesos de elaboración más personalizados.

Los helados y sorbetes han ido cambiando. De los clásicos de vainilla, fresa, nata, chocolate, avellana, turrón… hemos pasado a un gran abanico de sabores de frutas naturales, de variedades de chocolates, de frutos secos, helados de autor, dulces y también salados, así como ha técnicas de elaboración, con la incorporación en los años 80 y 90 de la forma de hacer helados a la italiana, donde se añade más aire al helado, que lo hace más esponjoso ya la vez, también, menos consistente y, que quizá lo hace más atractivo a la hora de servirlo tanto con una aluda (cono de barquillo) como en un cubellet (vaso).

Aluda y cubellet, dos palabras que hasta hace poco eran muy nuestras y que las estamos perdiendo, como otras muchas que formaban parte del léxico gastronómico o de nuestra manera de hablar en menorquín.

Ahora a las aludes les llaman “cucuruchos” o incluso “cornets”, haciendo referencia a una marca comercial, como ya sucedió a lo que se llama un “corte” de helado, y que en Menorca, est manera de servir un helado entre dos barquillos, se llama un “Frigo”, como todavía solemos llamar “danones” a los yogures.

La palabra aluda es muy nuestra, es una palabra que no debemos dejar perder, y debe seguir formando parte de nuestro vocabulario, de nuestro léxico gastronómico, como lo debe hacer la palabra cubellet, que se está perdiendo en detrimento de los castellanismos “vasito” y “terrina”, que están o de hecho parece que ya han sustituido esta palabra tan nuestra como es cubellet, que antaño era también una de las elaboraciones de repostería menorquina, con prestigio hasta los años 40, y que poco a poco fue desapareciendo de las pastelerías, y que de la que sólo queda su receta en las libretas y recetarios de cocina antigua y sus moldes en forma de cajita, de cada vez más difíciles de encontrar, en los anticuarios.

Recuperamos entonces nuestro vocabulario gastronómico de siempre y, cuando este verano, o cuando sea, vayamos a tomar un helado, preguntar si lo queremos con una aluda o dentro de un cubellet.

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