El menú de Carnaval de Pins 46, emociona los 5 sentidos

Ayer pudimos probar el menú de Carnaval que ha elaborado el restaurante Pins 46, después de su reapertura, y que ha emocionado nuestros 5 sentidos gastronómicos.

Un menú cosmopolita que nos ha invitado a realizar un viaje gastronómico probando diferentes cocinas del mundo. Bien servido, raciones generosas, muy buen género y espléndido servicio de sala, han hecho que nuestra experiencia gastronómica de anoche fuera redonda.

Empezamos con los entrantes, a compartir, que nos dejaban claro que esta noche comeríamos muy bien.

El primer entrante fué un volauvent, deconstruido, con crujiente de puerro, queso y beicon con una acertada reducción de Pedro Ximenez que nos acercaba a la gran cocina francesa. El volauvent no era el tradicional de hojaldre sino que estaba abierto sobre una fina oblea y el relleno visto, una sabrosa esfera de sabores.

Seguimos con una propuesta asiática, un bao de ternera de Menorca mechada con pico de gallo y cebolla roja encurtida. Sabores exóticos, refrescantes y al mismo tiempo especiados. Un bao esponjoso y vistoso su emplatado.

La segunda tanda de entrantes la protagonizaban una ensalada tibia de pulpo que nos recordaba una ensaladilla o un trinchado de patata, pero con todo el gusto del pulpo y de mar, que tanto nos podía hacer sumegir en las cocinas atlánticas como mediterráneas. Todo un acierto este entrante que puede ser una tapa para mantener en la carta de 2025.

Cerraba los entrantes a compartir un croquetón de mejillón tigre, también una decostrucción de los típicos mejillones tigres, servido sin su media cáscara, rodeado el relleno de pasta kataifí que le daba vistosidad y un toque crujiente y expolisivo en boca. Fusión de cocina oriental con una de las tapas clásicas españolas.

Como platos principales escogimos cada una de las dos propuestas.

El solomillo de ternera Café de París, todo un clásico de la gastronomía francesa. Bien servido, la ración de solomillo generosa, servida en el punto solicitado y que se fundía en la boca. Producto de calidad de Menorca, buena elaboración de la salsa Café de París coronada con brotes tiernos de verduras de MicroMenorca.

El bacalao gratinado con aliloli de sobrasada nos presentaba un clásico de la cocina mallorquina. El bacalao con el punto idóneo de sal, como el alioli de sobrasada, nada aceitoso o con demasiado sabor a ajo. Armonía de sabores en el plato, vistosidad y fusión de la cocina de los Últimos Días de Carnaval con la proximidad de la cocina de Cuaresma.

Maridamos la cena (el menú incluye una botella de vino, agua y café por 42 euros) con un vino blanco de la DO Penedès. El Blanc Prínceps de Canals & Munné, un monovarietal de Muscat de grano menudo, ecológico y orgánico. Un vino romántico de insinuosa armonía floral, fruta fresca y escarchada, de cuerpo persistente y naturaleza inolvidable, que fue todo un acierto.

Hoy en día primero de marzo, sábado de Carnaval, todavía estáis a tiempo para disfrutar de esta buena propuesta gastronómica.