Este año se espera, si llueve, un buen año de níscalos que es como generalmente llamamos a las setas en Menorca, aunque el níscalo sea el más preciado y dé nombre genérico popular con el hecho de ir a buscar níscalos cuando se va a los pinares y marinas a buscar setas de otoño y principios de invierno.
Los níscalos en Menorca tenemos de dos clases, el Lactarius vinosus y Lactarius deliciosus según sea de mirto o de brezo.
Hay también las setas de cardo y los rebozuelos (Cantharellus pallens), que es personalmente una de las mejores setas para acompañar carnes, para hacer salsas y también como ingrediente de los arroces de otoño.
Una de las mejores experiencias para muchos menorquines y menorquinas es ir de bien temprano al bosque con sus cestas, e ir a buscar estas setas que después, llegadas a casa, limpiaremos y cocinaremos de diferentes maneras.
Los podemos hacer a la parrilla o a la plancha, también fritos con aceite de oliva y aliñados con ajo y perejil y una pizca de sal y otra de pimientón dulce y, si queremos, un poco de sobrasada desmenuzada. También elaboraremos arroces de invierno como el de solomillo de cerdo con níscalos y rebozuelos.
Serán ingredientes para las sopas mallorquinas de invierno y para el arroz caldoso de carne y especias (arròs brut), dos platos del recetario mallorquín, que también cocinamos en Menorca.
Las setas de otoño maridan bien con las aves de caza como los zorzales y las codornices, así como con un conejo con cebollas y níscalos o una lengua de ternera con rebozuelos, entre otros platos de nuestro recetario de la cocina micológica.