Las cocas

Por Ramón Cavaller Triay (1979)

Las cocas

Hace años, especialmente los sábados, nuestras mujeres solían llevar al horno la masa de "'coca" para cocerla. Algunas otras la horneaban en su casa. Pero en ambos casos, en invierno, las "cocas' eran solamente o dulces o saladas. Es decir, se espolvoreaba la masa con azúcar o con sal, añadiendo un chorritin de aceite. A lo más, por Cuaresma, se las colocaba encima las "'pinxas" espolvoreadas con pimentón.

Cuando llegaba el verano, a tenor de los productos del campo, aumentava la variedad de cocas, con tomate, con peras, con albaricoques, con pimientos rojos, con cerezas, etc.

Es aleccionador darse una vuelta, los dias de labor, por hornos y panaderias, sobre las cinco de la tarde: Son cientas las "cocas" que se despachan cada día. Y, gracias a los sistemas de conservación y enlata-do, en cualquier época del año se pueden comer las distintas variedades que antaño eran exclusivas de los trutos de cada estacion.

Las "'cocas" eran más o menos del mismo tamaño: Familiar.
En casa se troceaban.

Creo que al primero que se le ocurrió comercializarlas fue "Es Coquero" (mi buen amigo Ignacio Fernández Pelegrí): Raciones individuales, redondas, con medio albaricoque en el centro y espolvoreadas con azúcar. Por las tardes él y su hermano, en bici y en un gran cesto, las vendían por las calles o las llevaban a sus clientes.

Ultimamente, en hornos y panaderias, se volvió al tamaño familiar. La ocurrencia comercial ha sido venderlas a trozos.

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