Lo que comían los menorquines en el siglo XVIII

Lo que comían los menorquines en el siglo XVIII
Bullit de Peix. Foto: Bep Al·lès©

Sólo una quinta parte de su alimentación total proviene del reino animal, y de ésta, el pescado constituye casi la mitad. Los viernes y otros días de ayuno, se abstienen por completo de la carne y por la Cuaresma viven básicamente de verduras y pescado, a excepción de los domingos donde les está permitido comer huevos, leche y queso.

La mayoría de sus platos están muy especiados con pimienta, clavo, canela y otras especias.

Muchos están aromatizados con azafrán, otros edulcorados con miel o azúcar; los ajos, las cebollas o puerros son casi ingredientes constantes.

Consumen gran cantidad de aceite utilizándolo no sólo en ensaladas sino también con el pescado hervido o frito, verduras, legumbres, etc., en lugar de mantequilla.

Una rebanada de pan escaldada en agua hirviendo, un poco de aceite y sal es la merienda más común entre los campesinos, alimento conocido como oligua.

Sus comidas comunes son muy frugales y tienen poca variedad, pero en fiestas y en otras ocasiones solemnes, las comidas ofrecidas a los invitados son muy abundantes y extravagantes. Difícilmente se daría crédito a lo que puede ser el menú de una cena de boda de un trabajador del campo. Esta costumbre, como otras muchas, parece que ha sido adquirida de naciones más orientales.

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