Pimientos y cacahuetes

Raymonde Calbo Laffitte/Felanitx - Recuerdo que hace cincuenta años cuando llegué a Mallorca, me impresionó la “Feria del "Pebre Bord” del pueblo de Felanitx. Una feria que se celebra desde hace unos 140 años el domingo después de san Lucas (18 de octubre). Era el día en que los campesinos venían a comprar las especias y utensilios propios para poder perpetrar las matanzas que se hacían en las casas. Las tías de mi marido vendían lel preciado pebre bord, que habían elaborado de manera totalmente artesanal tostando en el horno de leña que tenían, los pimientos llamadas de tap de cortí. Estos pimientos sólo se cultivan en Mallorca y son ricos en vitaminas C, A, E ácido fólico y numerosos minerales. ¡Ay las! Hoy esta feria ha perdido su encanto y se ha convertido, como ya en todas partes, en un gran mercado adaptado a los tiempos actuales donde es difícil encontrar puestos que vendan pebre bord. Todo ha cambiado, las costumbres y el modo de vivir.

Sin embargo, el Ayuntamiento celebra cada año una serie de actividades para que el origen de esta feria no caiga en olvido. Así pues, se organiza una recreación de las matanzas donde este pimentón es indispensable para la condimentación y conservación de las sobrasadas. Se pueden ver utensilios y muchas fotografías así como muestras de productos locales para recordar lo que fue una tradición muy arraigada en el pueblo. Pese a que algunos campesinos valientes e ilusionados vuelven a dedicarse al cultivo de esta variedad de pimiento tan especial, nada es como antes.

Pienso también en un artículo aparecido en el Diari de Mallorca hace días que hablaba de un joven campesino de sa Pobla que se dedica también a un cultivo prácticamente desaparecido en este pueblo: el de los cacahuetes.

Antiguamente existían muchos campos, –marjales– sembrados de esta leguminosa, conocida popularmente como fruto seco. Este joven contaba que un tiempo este producto estaba presente como alimento social en esta zona de sa Pobla y en la de Muro especialmente en bodas y comuniones. Servían el pastel, el café y los cacahuetes que invitaban a prolongar las tertulias. Yo recuerdo que en casa de las tías felanitcheras los cacahuetes siempre estaban presentes a la hora de tomar el café. En mi pueblo de Francia no había esta costumbre y los cacahuetes eran una golosina que mi padre me compraba los domingos por la tarde cuando íbamos al partido de fútbol.

La deriva hacia una potente monocultura turística en Mallorca ha empujado el uso de los fuera villas hacia otro destino, condenando muchos cultivos a una desgraciada desaparición. Creo que las pocas personas que aún quedan dedicando su vida al campo, no están suficientemente ayudadas, ni suficientemente premiadas por su auténtica lucha heroica por la supervivencia de un maltratado sector primario testimonio fundamental de la historia y la idiosincrasia de este pueblo .

Nota: Pebre Bord: Pimentón

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