Por Francesc Murgadas / AMIC - Ahora ya tiene tres colores. Rojo (el de toda la vida), verde y amarillo. Y dos formas diferenciadas, el largo y estrecho que freímos, y el ancho y más o menos corto que soporta todo el peso de la tradición. Ya habrán deducido que me estoy refiriendo al pimiento. Quedémonos con él. A modo de homenaje a tantos siglos de vida y cocina en común.
Porque es lo que generalmente incorporamos a nuestras ensaladas, entre otras cosas por el bonito contraste del rojo con el verde de las hojas y el blanco de la cebolla y los discos de rábano que suelen acompañarle.
Pero hoy quisiera recalcar que, justamente éste, el rojo y carnoso, es lo que solemos asar durante los meses de verano. En la llama o en el horno, según nuestra tradición familiar y las opciones que permitan nuestros fogones.
Y es que, a menudo, los problemas de digestión que puede acarrear la piel, nos hacen echar atrás en su consumo.
Por eso hoy quiero sugerirles que trabaje de antemano. Que cuando vayan al mercado, compre un par de kilos de este fruto mexicano instalado en nuestro país, y providáis toda la semana buscando la forma más nuestra de consumirlo. Se trata, corto y raso, de dedicar unas horas a asarlo. Lavándolo bien, untándolo generosamente con aceite y ponerlo en la parrilla de la barbacoa o del horno y dejar que se vaya ennegreciendo y enredando la piel mientras la pulpa se cuece. Luego, envuelto en papel -de diario decía mi abuela Ramona- le dejaremos enfriar y ablandar para facilitar el pelado que completaremos con la retirada del cogollo, las semillas y las membranas blancas del interior.
Ya puede ir a la mesa. Pero como, intencionadamente, hemos preparado más de la cuenta, haremos reserva poniendo lo que nos sobre en sendos botes de cristal, compactando y cubriéndolo con un poco de aceite antes de taparlo y guardarlo en el frigorífico para ir retirando y consumiendo a lo largo de la semana. Que verano es tiempo de cocina breve y platos más o menos improvisados.
Pero tampoco deberíamos desterrar la versión cruda. Ahora que nos hemos acostumbrado al guacamole, el hummus y otros purés vegetales "de ir mojando", valore si un pimiento rojo (o verde o amarillo) cortado a tiras a lo largo, no puede suplir o complementar los "bastoncitos" de pan tostado a la hora del primer plato o el aperitivo.