Bep Al·lès/Ciutadella - La granada es una de las frutas más preciadas del otoño, sus virtudes curativas hacen que sea una fruta cada vez más valorada y consumida. En nuestra isla, los granos de granada se consumían de postre acompañados de azúcar, canela en polvo y vino dulce o moscatel. También se hacía la salsa de granada agria, con aquellos ejemplares no dulces, una vez exprimidas y pasadas por una criba, se guardaba el jugo que se pesaba y se hacía una melaza espesa con la misma cantidad de azúcar y que después de empotarlo la esta salsa se solía guardar hasta Navidad donde servía para acompañar a los pavos al horno y sobre todo a las lechonas asadas.
Su nombre científico nos viene a decir su origen y ubicación, Púnica, que es donde se encontraba Cartago, y granatum porque tiene granos, y desde allí fue cultivada en todo el Mediterráneo y Asia, primero, y después de la conquista de América, fue llevada al nuevo continente.
Es un árbol fuerte, que puede resistir temperaturas de hasta 15 grados bajo cero y muy resistente a la sequía, por tanto es muy común encontrarlo en nuestra isla. De hecho, antiguamente, casi todas las casas tenían en su patio un granado. Hay registros polínicos que indican que los primeros pobladores de la isla de Menorca ya lo conocían y como dicen algunos autores, inicialmente el granado debía de ser tanto un recurso alimenticio como una planta sagrada, por la particular forma de flores y frutos. De hecho, tradicionalmente ha tenido otros usos más allá de la fruta, desde cortaviento a árbol medicinal.
Las granadas en la cocina
El zumo de la granada es la granadina muy popular en África del norte y los países de Oriente Medio. La granadina también se utiliza como ingrediente de algunos cócteles.
El zumo de granada era muy corriente en la Menorca del siglo XVIII, el clérigo Lindemann, nos dice en su “Descripción de la isla de Menorca” que los menorquines son aficionados a beber zumo de granada, que por un lado ayuda a bajar las fiebres y también es muy refrescante.
Había también la creencia popular de que los días cercanos a Todos los Santos, por cada grano de granada que se comía se salvaba un alma del purgatorio.