Torralba consigue incluir las variedades de garnacha blanca y tinta en la IGP 'Illa de Menorca'

Hace más de una década que la bodega Torralba Ciutadella empezó su proyecto. Uno que, y buscando ser lo más rústico y natural posible, se inició con un estudio del subsuelo de la finca. Es a través de éste cuando se dieron cuenta, según nos explica su director, Alejandro Feu, “que la garnacha es una variedad idónea y que puede funcionar muy bien por la tierra y el clima que encontramos en la isla. Es una variedad rústica, que sostiene muy bien la sequía, y que está dando grandes vinos, hoy en día, a nivel global”. Así que apostaron por su cultivo.

Después de años de trabajar esta variedad, y empezar a comercializar sus frutos, viendo que realmente sí salían vinos muy interesantes y con una diferenciación clave; decidieron que había llegado el momento de perseguir a la IGP que reconociera la garnacha blanca y la garnacha tinta. “Así, desde Torralba, decidimos empezar el proceso pertinente. Que consistía en hacer y presentar un estudio y un dossier, para poder conseguir la IGP”. Entre otras cosas, Torralba debía conseguir que sus parcelas estuvieran calificadas, que el vino se produjera como tal y, por tanto, se comercializara. Y que, externamente, se le reconociera como un buen producto y diferente.

Poco a poco, fueron logrando todo lo que se les pedía. Pero la parte que más destacan, por su orgullo y su significado, es la de haber conseguido premios y reconocimientos a nivel internacional. Como la Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Vinos de Bruselas (Concours Mondial de Bruxelles). O en el Concurso Internacional de Garnachas del Mundo (International Competition Grenaches Du Monde). Así como la aparición, concretamente del vino de garnacha tinta, en la Guía Peñín 2024, con 91 puntos, como uno de los mejores vinos de España.

Ahora, y después de años de trabajo, han logrado finalmente que, en este mes de enero, y de forma oficial, la garnacha ya esté reconocida como una variedad más de la IGP. “Todo el proceso que hemos realizado para llegar a obtener la IGP, ha sido a favor del sector del vino menorquín. Por eso, es la asociación Vi Menorca, quien presentó nuestro trabajo en el IQUA (Instituto de Calidad Agroalimentaria de las Islas Baleares), quien, al mismo tiempo, lo pasó a la Comisión Europea. Es como un regalo, aportar nuestro granito de arena al sector. Uno que cada vez crece más, y que se va situando en el mapa”, explica Feu.

Una tarea, la que han hecho desde Torralba Ciutadella, que en ningún caso ha buscado únicamente el beneficio propio, sino que, ha querido, de alguna forma, ayudar al sector del vino, a poder utilizar otra variedad de forma reconocida. Con la importancia que esto supone. “Si no tienes una IGP detrás que te reconozca, no puedes afirmar que ese vino sea menorquín, no puedes demostrarlo ni expresarlo. Ahora, en cambio, todo el que haga vino con garnacha, podrá decirlo bien alto, y ponerlo bien grande”.

¿Pero qué es lo que realmente hace que la garnacha menorquina sea única y diferente? Según explica el director de Torralba: “Se trata de una uva capaz de subsistir en situaciones de clima muy seco. Puesto que estamos hablando de un subsuelo complejo, de piedra. Pero además, hemos comprobado que, sin regar, la uva avanza de forma excepcional. Y da un fruto muy concentrado que, después, se convierte en una variedad aromática. Estos rasgos son los que yo creo que dan, como resultado, vinos excepcionales”.

Así es como desde una idea, desde una iniciativa privada, de querer conocer el subsuelo, para conseguir las variedades más idóneas, acaba surgiendo y apareciendo una nueva incorporación en la IGP 'Isla de Menorca / Isla de Menorca'. Una que para el mundo vinícola menorquín significa mayor variedad reconocida, más posibilidades de hacer y crecer, y, sobre todo, más apreciación del sector vinícola menorquín.